viernes, 19 de junio de 2009

El rechazo a la partidocracia y el voto en blanco



Dr. Miguel Antonio Ocaña Montaño

En estas próximas elecciones para diputados federales, según las informaciones periodísticas, se presenta una tendencia al abstencionismo de un sesenta por ciento de votantes.
Este dato duro, expresa falta de interés o desencanto con la política pero también significa que los ciudadanos rechazan a los partidos políticos (PRI, PAN PRD, PVEM, Nueva Alianza y Social Demócrata, así como a la coalición del PT y Convergencia).
Son muchas y variadas las causas del repudio a los partidos políticos, entre ellas sobresalen la legislación electoral que con la privación de la libertad de expresión al prohibir la propaganda política a organizaciones privadas y personas físicas, así como su negativa a incluir y aceptar candidaturas independientes.
El caso de las candidaturas plurinominales que no reflejan la voluntad de la ciudadanía, sino la imposición de tales y cuales personajes por parte de las cúpulas partidistas como representantes populares. La indiferencia que demuestran ante la creciente falta de seguridad, del debilitamiento de las instituciones de salud publicas.
De igual forma la ausencia en la legislación electoral tanto federal como en las estatales de la figura del voto en blanco con el significado de darle el valor de un voto de rechazo a los candidatos y a los partidos que representan la imposición a los ciudadanos de escuchar su propaganda introduciendo miles de spots en los programas televisivos.
Y su evidente comportamiento de atender preferentemente a los intereses cupulares del partido que materializan en nuestro sistema político la ley de hierro de Robert Mitchels, y solo ocuparse en forma secundaria pero siempre con el objetivo de proselitismo político de problemas que enfrenta la sociedad y los ciudadanos, mostrándose ajenos al interés nacional y al bien común.
Nuestra sociedad civil tiene que actuar y recuperar la soberanía del pueblo secuestrada hoy por la partidocracia, y adoptar la postura de José Saramago en su libro “El ensayo sobre la lucidez” que consisten en votar en blanco que expresaras mientras no se establezca con claridad esta figura en las codificaciones electorales tachando toda la boleta electoral.
En la propia legislación existe un artificio de la partidocracia para privarnos de la libertad de expresar nuestro repudio puesto que establece que el voto emitido en el espacio en blanco para candidatos no registrados no es válido, como también lo es cualquier irregularidad en lo expresado en la boleta.
El propio IFE que se supone debiera ser imparcial y ser un instrumento garante de la democracia en toda su propagando omite explicar al ciudadano esta opción de rechazar a los partidos, y repite y repite (buen discípulo de Gobbels, jefe de propaganda en el nazismo) que si votamos la democracia crece, pero nos presenta como alternativas a los partidos políticos y no la opción de rechazarlos.
¿Cómo va crecer la democracia con este tipo de partidos políticos que padecemos?
Esta opción del voto en blanco no significa tu renuncia al derecho del sufragio como lo es la abstención de votar, ejercita este derecho y si estás convencido de que los partidos poco o nada hacen para anteponer el interés nacional y el bien común a sus intereses copulares. Utiliza esta opción del voto en blanco y exige a los que se presenten como candidatos que una vez electos, gestionen una reforma a la legislación electoral, donde se otorgue validez al voto en blanco, y se reduzca el presupuesto millonario que reciben en proporción al que se obtenga de la suma de abstenciones y votos en blanco.
Esta reforma obligará a los partidos a realizar su quehacer y actuar como verdaderos representantes de la voluntad general, o sea de inmensa mayoría de los ciudadanos y no sólo de un cuarenta por ciento de éstos.

Junio del 2009

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