domingo, 12 de febrero de 2012

Las 10 estrategias de manipulación mediática



 Noam Chomsky | Gurú Po www.gurupolitico.com
1. La estrategia de la distracción.

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto...

9. Reforzar la autoculpabilidad.

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

sábado, 11 de febrero de 2012

Latapí y la calidad educativa


Por  Guillermo H. Zúñiga Martínez


Hace tiempo, el doctor Pablo Latapí fue invitado para impartir una conferencia magistral en la Universidad Autónoma Metropolitana de México. Cuando disertó ante la comunidad académica de aquella institución, escogió un tema que ha estado a debate: la calidad educativa.
​El distinguido pedagogo inició haciendo una corrección a los promotores de la educación de calidad cuando hablan de “excelencia”. Les expresó que esa palabra es una auténtica aberración, que lo correcto es decir “excelente” que es el superlativo de “bueno” y lo que hace sobresalir las actividades que se desarrollan en los planteles escolares. También es muy atractivo percatarse que para Latapí la “excelencia educativa” demuestra una arrogancia francamente insultante para los oídos de personas a quienes conforma el cumplimiento del deber, eso sí con una gran preocupación porque salgan bien las cosas, por lo cual coincido con él cuando piensa que lo fundamental es saber desarrollar talentos con la esperanza de que sirvan a la sociedad. La “excelencia” para Latapí es también narcisismo y egoísmo, ambos reprobables y despreciables porque efectivamente “la perfección no es humana. Somos esencialmente vulnerables, por eso es recomendable leer a los clásicos que son los que nos acercan a la maravilla de nuestra imperfección consustancial”.
​En relación a la definición de la calidad de la educación, con sencillez habló de factores que son indiscutibles para lograr una mejor educación y señaló, entre otros, la infraestructura, los planes y programas de estudio y los métodos de enseñanza pero, en realidad, entender con claridad lo que es la educación virtuosa no es sencillo porque no ha cobrado vigencia un criterio universal sobre este tópico, dado que también se confunde con el aprendizaje de conocimientos, enfoque muy parcializado pues la educación debe ser integral.
​En aquella histórica conferencia, el pensador criticó acremente a quienes hacen comparaciones de escuelas o instituciones, porque ignoran las diferencias entre las circunstancias de los estudiantes; no es lo mismo tener dieciocho o veinte años, depender de una familia y asumirse alentado en los estudios que ser madre de familia, trabajador, campesino o indígena, tener compromisos hogareños y darse tiempo todavía para asistir a la escuela y atreverse a hacer suyo el saber y las normas que exige toda sociedad para calificar realmente a un ser humano educado. Asimismo, confesó su preocupación de que la calidad educativa se confunda con el “éxito en el mundo laboral” porque lo básico es estar preparado para acceder a cualquier oportunidad que se presente.
​Por otra parte, afirmó que la calidad educativa descansa en dos supuestos: “Que para poder transmitir calidad es necesario reconocerla, y que para lograr reconocerla es necesario tenerla. No hay en esto círculos viciosos ni tautologías, sino el reconocimiento de que la educación es en esencia un proceso de interacción entre personas…” Además, en un rasgo de sinceridad, asentó: “Creo que la calidad arranca en el plano de lo micro, en la interacción personal y cotidiana del maestro con el alumno y en la actitud que éste desarrolle ante el aprendizaje”, lo que es muy relevante porque el aprendizaje autónomo, acompañado del autodidactismo critico y significativo, se debe valorar en la formación de los aprendientes, sin importar su condición económica o el tiempo que hayan dejado de ir a la escuela, idea que nos ha servido de andamiaje para encontrar una nueva modalidad educativa que tiene que ver con el desarrollo de la sociedad.
​Pablo Latapí advirtió a los académicos que “mis educadores me aportaron calidad cuando lograron transmitirme estándares que me invitaban a superarme, progresivamente, de muchas maneras, en diversas áreas de mi desarrollo humano –en los conocimientos, en las habilidades, en la formación de mis valores-, mis educadores me transmitieron estándares y además, me incitaron a compararme con esos estándares, a comprender que había algo más arriba, que yo podía dar más, o sea, me ayudaron a formarme un hábito razonable de autoexigencia”.
​Cuando en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz se insiste en que lo más importante es, además de la función que realizan los asesores solidarios, adquirir hábitos de estudio, costumbres para reflexionar, investigar, escribir, pensar y repensar ideas, creo que estamos muy bien encarrilados en cuanto a si la educación es relacional, también plantea la urgencia de dar más de lo que individualmente se puede en el marco de la autodisciplina que consiste en pedirse a uno mismo superarse constantemente.