viernes, 26 de agosto de 2011

ALGO PERSONAL


CARTA ABIERTA AL C. GOBERNADOR


POR JESÚS JOSÉ GUERRERO ANDRADE

C. Mario López Valdez

Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa.

P R E S E N T E.

Me preocupa profundamente que la muerte de Humberto Millan S. pase a ser uno más de los asesinatos sin solución que atiborran los archivos de las instituciones encargadas de la procuración y la impartición de justicia de Sinaloa.

Me preocupa porque la hechura del hombre asesinado fue realizada con materiales de buena ley donde la amistad y la generosidad estaban bordadas y sobresalían en todas sus acciones. Su muerte tiene que obedecer a rencores no apaciguados de los actores políticos que sufrieron su pertinaz dedicación a la crítica y a la denuncia.

Me preocupa porque los callos que fueron pisados pertenecen a figurones de la política, con poder para realizar impunemente ese o cualquier otro de los atropellos que pudiera ocurrirseles para lavar en la medida de su juicio, los agravios.

Me preocupa que la muerte del periodista tenaz se haya cocinado al calor de los fuegos de la renovación en el Gobierno de Sinaloa. Eso significaría que todos los que tomamos partido a favor del cambio estamos de una manera u otra incluidos en los rencores almacenados de la contienda.

Me preocupa porque si bien los actores del cambio fuimos todos los que lo apoyamos, los principales son sin duda los que constituyen la columna vertebral de la Administración Pública de Sinaloa. Eso significaría que los funcionarios de primer nivel del gobierno, encabezados por MALOVA, estarían en capilla desde ahora. O en tres y dos si lo prefiere.

Sé muy bien que los asesinos la pensarán mucho para poner al gobernador en su lista y que la cuerda siempre se rompe por lo más delgado. En el juego de abalorios de la política los malos siempre prevalecen y los buenos son carne de cañón totalmente desechable. Me niego a aceptar que la de Humberto Millán sea solo una de las muertes marginales que suceden sin mayores consecuencias.

Durante 15 años he disfrutado participar en la tarea de orientar a la opinión pública en los aconteceres de la cotidianeidad. Entre las penas y sinsabores que deja la tarea, hay satisfacciones que atesoro por el impacto logrado en las acciones populares que se fomentan. Una de ellas, la principal, es el haber podido influir para que Sinaloa conserve el hilo de la esperanza de alcanzar un modo de ser donde el respeto a la vida de las personas y a sus propiedades, la dignidad, la paz y la tranquilidad, sean el centro de todos los afanes.

Hoy renuncio a la tarea que me impuse de influir en la opinión pública hasta que esa opinión demuestre que merece el sacrificio que le ofrendan los periodistas a su servicio. La mejor manera de hacerlo es que la muerte de Humberto Millán S, el ciudadano ejemplar, el padre de familia consumado y el abuelo en ciernes, sea aclarada y los asesinos castigados.

No sé si alguna vez llega a tener la fortuna de conocer a sus nietos, Sr. Gobernador, pero si, como le deseo sinceramente, lo logra, sabrá entonces del placer que le quitaron a Humberto los asesinos que tomaron su vida. En usted está que no haya sido impunemente, se lo debe.



jejoguenda@hotmail.com

viernes, 19 de agosto de 2011