jueves, 1 de noviembre de 2012

¿Discriminación en México? ¿Quién dijo?


             La discriminación es un acto de violencia pasiva y silenciosa que algunas veces se llega a transformar en violencia física, y en casos extremos llega a derivar en algunas muertes. Muchas veces, por no asegurar que siempre, “pasa desapercibida” para las mayorías y los gobiernos que no le toman la importancia debida porque en ciertos grupos sociales es prácticamente “normal” que ese tipo de cosas sucedan.
Las víctimas de la discriminación son tratadas de manera diferente y la mayoría de las veces como inferiores en cuanto a sus designaciones de derechos y participación en cualquier actividad social, dejándolas rezagadas de la sociedad y haciéndolas buscar pequeños espacios y lugares donde puedan convivir de forma segura y aun así, siguen siendo objeto de burlas y maltratos.
                Las diferencias se empiezan a marcar desde el momento en que el que la sociedad y los miles de prejuicios que la invaden deciden que tener un color de piel diferente, un posición social/económica desfavorecedora, algún defecto físico, una etnia o lengua diferente, una forma de vestir fuera de los códigos “aceptados”, religión, cultura y preferencia sexual no se ven bien con lo que la “gente normal” dice o prefiere, desde ese momento se es ganador de malas caras, miradas de asco, falta de aceptación en lugares públicos y oportunidades de trabajo prácticamente nulas.
                Este fenómeno se ha generado porque las mayorías se han dado a la tarea de atribuirse virtudes y características que los hace sentirse y “verse” superiores, creando una versión distorsionada del ser humano; poniéndole status, estándares de vida y una percepción elitista de todo a su alrededor. Estableciendo de manera injustificada prejuicios que afectan a las personas de las minorías antes de ser conocidas, personas que son juzgadas mucho antes de poder expresarse o más triste, no poder mostrarse en público por la falta de respeto a su integridad.
La consecuencia que se genera es dar el paso a la creación de estereotipos sobre valuados y de pésimo gusto que solamente demuestran la poca educación y las cantidades alarmantes de ignorancia que se tiene en el país. Dejando de lado la tolerancia, dando hincapié a la crueldad y maldad de toda una sociedad.
                ¿Quiénes son las minorías mexicanas? De acuerdo con la Encuesta Nacional Sobre Discriminación en México ENADIS 2010, son: homosexuales, migrantes centroamericanos, trabajadoras del hogar, personas de razas diferentes, con discapacidad, no católicas, adultos mayores, mujeres, jóvenes con ideológicas diferentes y los/las niñas. Si conocemos al tipo de gente que vive en nuestro país, podemos concluir que es prácticamente un poco menos de la mitad de la población mexicana.
                Entonces la pregunta es ¿a qué se debe tanta diferencia social? La respuesta puede ser porque la sociedad se ha encaprichado tanto con su estatus y la “buena aceptación” que tiene por las mayorías, que ha dejado de lado esa solidaridad, sensibilización y sobre todo la tolerancia que se necesita para convivir con un todo y no solo con un circulo social en especifico, porque hay que recordar que a pesar de se traten de ignorar o hacerlas inferiores para que no se noten, son parte del entorno.
                Si ya se ha percatado de que la sociedad tiene mucha culpa de que este fenómeno se siga multiplicando, quienes hasta cierto punto lo han incentivado de manera pública son las autoridades desde federales tanto estatales, haciendo caso omiso a las miles de demandas, quejas y protestas hechas por las minorías, agrediéndolas verbalmente, físicamente y hasta tomarse la molestia de tomar cartas en los asuntos de mano propia o porque “alguien los mando”.
Me tomo la molestia de dar un ejemplo de discriminación en el ámbito homosexual y darnos cuenta de hasta donde la ignorancia de tantos puede cambiar la vida de pocos. Agustín Estrada, director de una escuela de atención especial, en Ecatepec, Estado de México, hace tres años fue destituido de su cargo, encarcelado, violado y hasta obligado por burlas y más abusos de parte de policías contra su persona, que tuvo que huir del país, por el hecho de presentarse vestido como mujer en un carnaval contra la homofobia.
 ¿Acaso las autoridades conocieron la historia de todo lo que había hecho en esa escuela?, ¿Todo el tiempo y esfuerzo que invirtió para darle a los pequeños una educación de calidad que el gobierno no puede dar? Entonces me pregunto ¿Qué sigue? ¿Qué le espera a las minorías? Si se supone que tenemos una metrópoli con una sociedad de “mente 100% abierta” que acepta el matrimonio homosexual, pero salen de ella y son destituidos de sus derechos, objeto de burlas y discriminación. No se supone que los actores mencionados anteriormente tienen por responsabilidad principal “velar” por el bienestar de todo México.
Acciones como las anteriores han quebrado la poca armonía que tienen estos grupos haciéndolos violentos, y luego la sociedad se queja. Solamente hay que pensar un poco que después de muchos años de estar aguantando tanta indiferencia y abusos, se tenía que llegar al momento de luchar mínimo por el derecho a una vida tranquila.
Recomiendo a las autoridades y a la sociedad a no dar carpetazos a lo que pasa a su alrededor, si de por si ya no se tiene alguna pizca de capacidad de asombro, mínimamente hay que estar consientes que lo bueno que tiene México, que es su gente. También a ver más haya de los intereses personales, dejar de vivir en el siglo XV, vamos es el año 2012 ¿Hasta qué año? ¿Qué siglo? Se tiene que llegar parar ser tolerante. Invito a dejar que las minorías tengan el derecho de caminar de forma tranquila por una calle, salir de paseo y sobre todo vivir en un país que si ya aceptar es pedir mucho, tolerar la diversidad que se tiene y que esta se aproveche y no se discrimine.
Todos son humanos sin importar las características o rasgos que tengan y/o definan, hay que luchar por esa mitad de población dividida en grupos tenga la oportunidad de una vida digna.
                Por: Jazmín Silvas