lunes, 22 de diciembre de 2008

miércoles, 3 de diciembre de 2008

“Huele” a fraude caso de planta tratadora de aguas residuales







Alternancia/Redacción


Ante la sospecha de que se trate del mayor fraude nunca visto en Ahome, incluso superior al caso de los “Nachocheques”, debido a la resistencia de las autoridades para realizar una auditoría a la Junta de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Ahome sobre la aplicación de la inversión en la construcción de la planta tratadora de aguas residuales, las dudas crecen entre la ciudadanía y ciertos sectores políticos.
Pese a que la federación mantiene en curso una revisión del caso a instancias de la autoridad municipal, a efecto de esclarecer cómo se invirtieron los cerca de 100 millones de pesos destinados a la construcción de la plata tratadora de aguas residuales, no existe a la fecha claridad que permita dilucidar que se vaya a castigar a los presuntos responsables, en este caso la constructora Saysa y al ex gerente de la Japama, y ahora diputado federal del PRI, Gerardo Octavio Vargas Landeros.
El arquitecto Arturo Villaseñor Atwood, ex presidente del Colegio de Peritos Valuadores de Los Mochis y ex director del Plano Regulador de la ciudad, ha dicho desde hace mucho que las cosas continúan turbias en la Japama, pues hasta ahora no se ha aclarado el presunto desvío de recursos tanto en la inversión de la planta tratadora como en las finanzas de la paramunicipal.


Opinión similar ha mostrado el coordinador del Comité de Usuarios de Servicios Públicos de Los Mochis, Guillermo Padilla Montiel, quien dice que se mantiene la sospecha de que 30 millones de pesos del organismo operador y otra cantidad similar de los recursos destinados a la planta tratadora se utilizaron para financiar la última precampaña priista en el municipio.
El comisionado de Acción Electoral del PAN, Héctor Hallal Zepeda, aseguró que debido a que se utilizaron recursos del orden federal para la construcción de la planta tratadora, la federación puede y debe realizar una auditoría a la JapamaSeñaló que es notoria la falta de interés que han mostrado las autoridades municipales para transparentar los gastos de la paramunicipal.


"El año pasado el Síndico Procurador (Juan Francisco López Orduño) mencionó que iba a hacerse una auditoría a Japama por algunas irregularidades que hubo, inclusive se habló hasta de denuncias penales, y no se ha realizado esa famosa auditoría", aseveró.


Hallal Zepeda comentó que hasta el momento las gestiones para una auditoría no se han realizado como se debe por parte de las autoridades municipales, ya que al parecer sólo se busca darle largas al asunto.


"Vimos que ellos (en Japama) están encubriendo lo que hicieron las anteriores administraciones, y precisamente al ver ese tipo de detalles no nos quisimos quedar nada más aquí en el municipio", resaltó.
Pese a estas opiniones, las autoridades municipales y los directamente involucrados en el caso han mantenido la posición de estar de acuerdo con que se investigue, pero hasta la fecha parece que se trata de una mera postura política, ya que hasta pactos de unidad hacen para evitar salir raspados ante la cercanía de los cambios de alcalde, diputados locales y la renovación de los cabildos.
Incluso ante el anuncio de que ahora serán los diputados locales los encargados de investigar el presunto fraude, el alcalde Policarpo Infante Fierro descartó que la auditoría de la obra pública tenga fines políticos, como se ha querido interpretar por algunas voces.


Infante Fierro apuntó que la investigación a esa obra obedeció a la solicitud expresa del Congreso del Estado, particularmente por la bancada panista, quienes lo establecieron cuando el Ayuntamiento planteó un incremento a las tarifas del agua.


"Yo quiero dejar muy claro que se le ha querido dar una interpretación política a este tema, el cual no lo tiene."Se trata simplemente de una iniciativa del Consejo de Administración de la Japama, que determina solicitarle al Congreso del Estado la autorización de las tarifas por concepto de saneamiento de aguas negras".


Infante Fierro señaló que la auditoría mantiene su curso con personal especializado de las instancias federales, por lo que aún se desconoce cuáles sean los avances que se tienen."Nosotros como Ayuntamiento y la Junta de Agua Potable, una vez que transcurrió las prórroga que le dieron a la empresa constructora (SAYSA) y no terminó la obra, rescindimos el contrato y se entabló un juicio ante los tribunales para exigir y hacer efectiva”, precisó el primer edil.
Por su parte el gerente de la JAPAMA, Guillermo Dávalos Samaniego, señaló que la dependencia a su cargo está abierta para ser auditada con la finalidad de deslindar a la actual administración de supuestos malos manejos de los recursos económicos.


El funcionario dijo que la paramunicipal ya ha sido revisada en sus finanzas, y que hasta el momento no se han detectado faltas; sin embargo, reconoció que el costo de la planta tratadora de aguas residuales se elevó por cuestiones técnicas, ya que se edificó en un suelo irregular.


"Nosotros hemos solicitado la intervención de los auditores con la finalidad de demostrar que existe transparencia en el manejo de los recursos públicos y de esta manera la administración actual se deslindaría de cualquier supuesta irregularidad, así nos deslindariamos de situaciones que se realizaron en el 2004", subrayó Dávalos Samaniego.


El Senador Mario López Valdez anunció que próximamente solicitará una auditoría por parte de la federación para la planta tratadora de aguas residuales, independientemente si la ciudadanía lo demanda o no.


El ex alcalde destacó que una vez que se haya realizado esa revisión, ésta servirá para aclarar las dudas o sospechas que algunos tienen respecto a la forma en que se concretó.


"Si no la hacen, yo con gusto voy a solicitar que apliquen esa auditoría, porque me interesa que quede todo transparente y planchado", aseveró, "creo que las auditorías no las tenemos que ver como algo negativo, sino como algo positivo".


López Valdez aseveró que por parte de las autoridades municipales ya se hizo la solicitud para que sea la federación la que lleve a cabo la anunciada auditoría, pero que aún así, él, por su parte, buscará el modo de que ésta se haga a la brevedad.

Repudian destrucción de colonia Americana




Pretenden edificar centro comercial

Alternancia/Redacción

Autoridades municipales, trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y organismos empresariales y ciudadanos protestan por la destrucción parcial de los edificios de la conocida colonia Americana, considerados patrimonio histórico del municipio de Ahome.
El inmueble fue construido en 1905 por el empresario estadunidense Benjamín Johnston y fue parte del edificio Varsovia, el primer hotel que funcionó en Los Mochis en 1912. Ubicado en la esquina del bulevar Rosendo G. Castro y Antonio Rosales, albergó trabajadores y empresarios de estados Unidos que administraron el ingenio azucarero Los Mochis y participaron en otras obras de importancia en la región.
El 31 de diciembre pasado, en pleno festejo de fin de año, los propietarios del edificio, quienes administran el ingenio, ordenaron su destrucción con el objetivo de construir en esta zona un centro comercial. La demolición abarcó casi 60 por ciento del inmueble.
Trabajadores del INAH se unieron a la defensa del edificio y otros inmuebles de importancia cultural. La protesta fue iniciada por el alcalde Policarpo Infante Fierro, además de dirigentes empresariales locales de Canacintra y Canaco, asì como del Colegio de Arquitectos.
Al mismo tiempo, artistas plásticos montaron la exposición Los Mochis: una herida abierta, y convocaron a la población a manifestarse contra la destrucción del patrimonio histórico.
Ricardo Corral, representante del Frente Ciudadano de Defensa del Patrimonio Histórico, Cultural y Ecológico de Ahome, condenó los daños y pidió a los ciudadanos sumarse a acciones contra el ingenio azucarero.
Arturo Reinecke, presidente de la Asociación de Arquitectos de Los Mochis, criticó el proceder de los industriales, pero también al gobierno municipal porque los primeros dañaron el corazón histórico de la ciudad y los segundos ofrecieron una defensa laxa, a pesar de tener la fuerza y la razón suficiente para frenar los daños.
Los trabajadores del Centro INAH-Sinaloa y de los Comités Ejecutivos de las Delegaciones Sindicales de Arquitectos e Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia externaron su apoyo solidario a la conformación del Frente Pro Defensa de la Colonia Americana en Los Mochis.
Gilberto López Castillo, delegado Sindical de Investigadores del Instituto Nacional de Antropologaza e Historia en Sinaloa y Jorge Arturo Gastélum Zepeda, secretario del Exterior de la Representación de Arquitectos Conservadores del Patrimonio Cultural del INAH, criticaron también a los empresarios y exigieron que el Instituto Nacional de Bellas Artes actúe de manera emergente para rescatar el patrimonio histórico de la ciudad.
Conocedores de la importancia de ese complejo arquitectónico refirieron que su campo de acción está vinculado a la conservación de nuestros acervos patrimoniales que le dan sentido e identidad a nuestros pueblos, dijeron.
SOS a Los Mochis Viejo

"Nadie sabe el bien que tiene hasta que lo ve perdido": Fred Àlvarez Palafox

Un crimen contra el patrimonio urbano es lo que está sucediendo en Los Mochis, Sinaloa. Mi pueblo natal.
Dice una canción italiana que el pueblo donde se nace es como el primer beso, ¡Nunca se olvida!
Un lector del periódico La Jornada en su sección del Correo Ilustrado llama a defender el patrimonio histórico de esa bella y centenaria ciudad.
José Rodríguez nos invita a los mochitenses "que están fuera de su ciudad a que la defiendan y se manifiesten, al INAH y al INBA a que se pongan a la altura y decreten el valor que tienen los inmuebles que están demoliendo alrededor del ingenio azucarero que dio origen a la ciudad en 1905, que son identidad de los habitantes y patrimonio colectivo. Afortunadamente no estamos con los brazos cruzados."
Tiene razón José y me sumo a esta cruzada; y la verdad ya me había percatado, debido a que estuve en esa ciudad el día de Todos Santos y puede darme cuenta de la intención de los dueños de Los Mochis de transformar es parte de la ciudad para hacer negocio. ¡Pues total!
Un amigo entonces, me dijo -"¿y que hacemos?"-
¡"Pues protestar"-, le respondí!
Y ahora que leo la carta de don José Rodríguez en La Jornada y leo en el semanario sinaloense Rio Doce, lo primero que hago es solidarizarme con ellos para condenar esa barbarie.
Hay que estar pendiente de las acciones de la autoridad municipal;
Creo que lo que debe hacer el alcalde Policarpo Infante es expropiar esa parte de la ciudad.
¡Ojala que no le tiemble la mano!

jueves, 27 de noviembre de 2008

El Río ¿Fuerte?

El otrora caudaloso cuerpo de agua sufre ahora los embates de la contaminación y deforestación de sus riberas. La vida animal se ha visto reducida en más del 60 por ciento en los últimos veinte años.

Luis Fernando López Parra

El otrora caudaloso Río Fuerte es hoy una triste estampa de ese gigante indomable que por años luchó contra el poder del hombre por dominarlo. Sus corrientes de antaño, esas que la noche del 31 de diciembre de 1990, ya para amanecer el año nuevo, dieron el último gran susto a los pobladores de muchas comunidades ribereñas del municipio de Ahome, al desbordarse su cauce, hoy parece por fin dominado. 
Sin embargo, la dominación del Río Fuerte no fue por las manos constructivas del hombre, esas a las que mucho ayudó por centenares de años, sino por las destructivas que hoy han convertido a su cauce, en un arroyo de aguas negras. 
Su boscoso cauce también es asediado por los depredadores de madera, quienes prácticamente en varias zonas de sus miles de kilómetros lo han deforestado completamente, sin que ninguna autoridad competente haga algo por evitarlo.  us corrientes de antaño ya no transitan con la misma fuerza y vigor que la naturaleza le daba, viéndose reducidas a casi nada. 
La construcción de la presa de Huites (Luis Donalodo Coloso) con capacidad para almacenar poco mas de 4 mil millones de metros cúbicos de agua, aunado a los 3 mil millones de capacidad de la Miguel Hidalgo y los 500 millones de la Josefa Ortiz de Domínguez, han acabado con el cauce del Río Fuerte, hacía abajo, pues sus aguas son retenidas allá arriba, como dicen los lugareños. 
Los últimos 7 años de intensa sequía que aún no han permitido siquiera probar la fortaleza y calidad de la presa Huites, terminada de construir en 1994, pues aún no ha sido llenado su vaso, es otro de los factores que han acabado con el río desde el municipio de El Fuerte, hasta su desemboque en el mar, ya en territorio del municipio de Ahome.
Hoy su cauce en esta zona -El Fuerte-Ahome- luce completamente seco, con escasas aguas lamosas, o bien, alimentado solamente por aguas negras que son arrojadas por varias empresas ubicadas al margen de su ribera y que sin ningún control por parte de la Semarnap y Profepa o en el peor de los casos, con su complacencia y complicidad, han acabado con la vida silvestre del río.
La vida animal y vegetal que era parte del atractivo de muchas familias y visitantes foráneos ha decaído al punto de que algunas zonas arboladas se encuentran devastadas, y la captura de mojarra, cauques y otras especies es actualmente sólo un recuerdo que se puede apreciar en las fotografías tomadas en antaño por quienes gustaban de asistir al río. 
Pero sin lugar a dudas, lo más lamentable del descuido que hoy enfrenta el río, son los contaminantes que a diario se depositan en su cauce y riberas. La mano del hombre, esa a la que tanto sirvió el río ya sea para brindarle un rato de esparcimiento, o bien para darle de comer -pesca de mojarra y cauque-, ha contribuido a convertirlo en un arroyo de aguas negras o bien en un gigantesco basurero.
En un recorrido realizado por su cauce, desde el municipio de El Fuerte, hasta algunas poblaciones enclavadas en el municipio de Ahome, se pudo observar un aspecto en común: la abundancia de basureros clandestinos. 
Plásticos, papeles, llantas y hasta escombros de materiales de construcción, todos no biodegradables, se pueden observar por montones en el río, mismos que ayudan a incrementar el riesgo de su muerte. 
Otro aspecto que se pudo observar, es que en varias zonas, especialmente las enclavadas en donde se practica la agricultura, el cauce del río es tomado como cementario de depósitos de agroquímicos que son utilizados para combatir plagas, enfermedades fungosas, o simplemente para incrementar la producción de los cultivos.
Ambientalistas como José Luis Leyva Uriarte, investigador de la Universidad de Occidente, han lanzado un S.O.S. a las autoridades de la Semarnap y Profepa para salvar al Río Fuerte. El ex-síndico de San Miguel Zapotitlán, Leopoldo Solís, denunció ante la Semarnap y Profepa, desde el año de 1998, el daño ecológico que causan algunas granjas porcinas, avícolas e industrias enclavadas sobre el margen del río, al depositar sus aguas negras de deshecho sobre su cauce.
Las advertencias de ambientalistas, productores y ciudadanos, de los riesgos latentes de las descargas de aguas residuales de granjas acuícolas y porcícolas, las cuales no cumplen con las normas ecológicas para su operación y tratamiento de sus aguas resiuduales, pues carecen de lagunas de oxidación o plantas tratadoras, han sido gritos desesperados en oídos de sordos.
En el recorrido realizado desde el municipio de El Fuerte, hasta la comunidad de San José de Ahome, en el cual Alberto Heredia Velázquez, vecino de Higuera de los Natoches, sirvió de guía, se pudo constatar no sólo la disminución de su cauce y la tala de sauces y álamos, sino que a partir del ejido El Porvenir, ya no corre agua. 
En otras zonas, donde aun su cauce figura un lodoso y lamoso charco, se pueden observar costosos sistemas de bombeo pagados y operados por los productores agrícolas para extraer su escasa agua. La sequía de los últimos siete años los ha obligado a aprovechar cualquier litro de agua, sin importar que éste sea lo único que le permita conservar un hálito de vida al río.
Los bancos de arena blanca, que año con año se renovaban con las corrientes de agua y eran lugar de juego para niños y adultos en épocas de verano, ahora lucen enmontados e invadidos de tierra que al paso de cualquier vehículo levantan tolvaneras. 
Así, del otrora poderoso e indomable Río Fuerte, hoy sólo pareciera quedar la resignación de muchos de aceptar los designios de la naturaleza -ya no llueve con la abundancia de antes- y la ineficiencia o complicidad de funcionarios de Semarnap y Profepa, que se sobreentiende tienen la obligación de vigilar y aplicar la ley por el bien de la ecología. 
De no existir una preocupación real de parte de los ciudadanos que contribuyen a la muerte del río y de las autoridades para castigar a quienes lo hacen, lo único que quedará será su historia de bonanza, para ser contado a futuras generaciones sólo como un recuerdo. 

 HISTORIA Y CUENCA

Aunque su formación data desde los cambios orológicos ocurridos en la tierra y durante muchos años fue asiento de tribus y pueblos indígenas, el Río Fuerte fue descubierto oficialmente el 3 de agosto de 1533, por el conquistador español Diego de Guzmán. 
Con una aportación promedio anual de 3 mil 900 millones de metros cúbicos (mm3) de agua, se encuentra por encima de los ríos Culiacán, que aporta 3 mil 750; Yaqui, Sonora, con 3 mil 700; Bravo, 3 mil 200; Colorado 2 mil 500; Lerma, 2 mil; Sinaloa, mil 600 y Nazas mil 300. 
El Río Fuerte recibe agua de cuatro estados y la cuenca abarca desde Chihuahua, que tiene la mayor extensión con 26 mil kilómetros cuadrados, Sinaloa con 5 mil 500; Sonora con 3 mil y Durango con apenas 500 kilómetros cuadrados. 
Sus afluentes son los ríos Verde, que nace en los límites de Durango y San Julián, Chihuahua; el Urique, que nace en Gaborachic, Chihuahua y el Chínipas, que nace 30 kilómetros al norte de Creel, Chihuahua. 
También forman parte de su afluente los arroyos Tepochique, Gocojaqui, Borregos, Palmarejo, Gerogachi, Hurciapa y todos nacen en la Sierra Madre Occidental. 
Ya en la zona del distrito en la margen derecha se alimenta su cauce con aguas de los arroyos San Nicolás, Guamúchil, Brasiles y Macoribo, mientras de la margen izquierda se encuentran Los Cueros, La Culebra, Lo de Castro, Santo Tomás y Nacimiento. También recibe agua del río Septentrión y el arroyo Reforma.

LAS CRECIENTES

La primera creciente del siglo XX se registró en 1905, donde además de los daños en la incipiente producción agrícola, desapareció completamente Higuera de Zaragoza. Las restantes se dieron en los años de 1917, 1927, 1933 y 1938, pero sin mayores consecuencias. 
La creciente más grande registrada en el siglo pasado es la de 1943, cuando un afluente de 14 mil 400 metros cúbicos de agua por segundo desapareció varias comunidades aledañas y la mayor parte de sus habitantes fueron reubicados en lo que ahora es La Trinidad, Guasave.
En 1949 se dio otra creciente importante, donde una corriente de agua de 7 mil millones de metros cúbicos por segundo provocó que se cayera el puente colorado del Ferrocarril del Sudpacífico y se interrumpiera el cruce de trenes tanto al norte como al sur del país por varios meses. 
Si bien ya estaba casi lista la presa que se construía en la boquilla del Mahone, en 1955 otra creciente de 8 mil metros cúbicos de agua por segundo, causó estragos en la agricultura y las poblaciones de sus riberas, incluso, se cayó el puente de concreto de San Miguel Zapotitlán. 
En 1960 se registró otra avenida más, la cual arrastró por el cauce del Río Fuerte una cantidad de hasta 9 mil metros cúbicos de agua por segundo, líquido suficiente para llenar tres veces la recién inaugurada presa Miguel Hidalgo y Costilla. 
En los años siguientes se dieron otras crecientes importantes, como la de 1973, con un afluente de 8 mil metros cúbicos por segundo. En 1979 y 1983 se presentaron dos más, pero de menor magnitud. Y es en 1985 cuando hubo una avenida de 6 mil de metros cúbicos por segundo de agua.
La última se dio entre el 31 de diciembre de 1990 y primero de enero de 1991, cuando llegó a tener un afluente de hasta 7 mil metros cúbicos, pero por lo azolvado del cauce, inundó varias sindicaturas y ejidos de ambos márgenes, cuyos habitantes fueron reubicados en Nuevo San Miguel. 

OBRAS HIDRAÚLICAS

Aunque la construcción del canal Taxtes fue la primera obra hidráulica de la zona norte a finales del siglo XIX, durante los primeros años del siglo pasado, algunos productores empezaron a utilizar el agua del Río Fuerte para regar las tierras de ambos márgenes. 
El canal de la SICAE (Sociedad de Interés Colectivo Agrícola Ejidal), que operó desde el 17 de septiembre de 1947 y benefició 40 mil hectáreas al principio, fue la primera obra importante que vino a representar el despegue de la actividad agrícola en el Valle del Fuerte. 
La presa Miguel Hidalgo, construida entre 1952 y 1955, es inaugurada el 27 de mayo de 1956 en beneficio de 230 mil hectáreas de terreno en el Valle del Fuerte y tuvo una capacidad inicial de 2 mil 300 millones de metros cúbicos, que en 1966 se amplió a 3 mil millones de metros cúbicos. 
La presa Huites, construida entre 1993 y 1995 y con una capacidad de 4 mil 500 millones de metros cúbicos, fue inaugurada en 1997, con lo que se vino a terminar con las crecientes que inundaban los pueblos y ejidos de sus márgenes, pero también con la vida del Río Fuerte.

SE PIERDE EL CAUCE

El cauce del Río Fuerte se encuentra totalmente azolvado, debido a que ya no corre la misma cantidad de agua, pues si bien la construcción de la presa Huites vino a representar menos riesgos de inundaciones para los pueblos aledaños, ahora luce abandonado. 
Algunas zonas arboladas se encuentran devastadas por los ladrilleros, que a la falta de leña para sus hornos talan álamos y sauces, ante falta de vigilancia en las riberas, asegura el ejidatario de Higuera de los Notoches, Alberto Heredia Velázquez. 
Entrevistado a la orilla de su parcela de tres hectáreas mientras realiza labores de deshierbe de su sembradío de maíz y que se ubica a menos de un kilómetro del río, afirma que antes el agua se veía cristalina y hasta se podía ingerir sin riesgo alguno, pero ahora todo eso ha cambiado.
"Si antes los pescadores sacaban hasta 100 peces de buen tamaño en dos o tres horas, el cual vendían entre los pobladores de las comunidades aledañas, ahora con trabajo logran capturar 30 mojarras en el mismo tiempo, que apenas les alcanzan para completar la papa". 
Sin soltar su filosa cahuayana, Heredia Velázquez comenta que en los últimos cuatro años es poca el agua que se ve en el río, ya que antes en las partes más bajas el nivel llegaba a la cintura y ahora cuando mucho llega a cubrir arriba de los tobillos.

CONTAMINACIÓN

 Aunque no existen estudios ni investigaciones que determinen el grado de contaminación del Río Fuerte, las aguas residuales que arrojan a su cauce las granjas acuícolas y porcícolas han provocado que disminuya en casi dos terceras partes la vida animal. 
El ambientalista Julio César Larrínaga Martínez considera que no sólo estas empresas están depradando la fauna y flora del Río Fuerte, sino la misma población se ha convertido en su cómplice, ya que no ha entendido el valor que tiene esta importante reserva ecológica. 
Se debe hacer un compromiso, agrega, de las autoridades, organismos sociales e instituciones educativas para integrar un patronato o asociación civil que a la vez se preserve como zona natural protegida se apoye con estudios y recursos para convertirla en área de esparcimiento colectivo. 
"Ante las nuevas inversiones que tienen programado realizar empresarios de Ahome Acuícola, grupo Paraíso, ejidatarios y particulares, es necesario que se cumplan con los reglamentos de impacto ambiental y el manejo de residuos que dañan los ecosistemas".
Larrínaga Martínez asegura que no se debe estar esperando que las autoridades hagan cumplir la legislación vigente, sino que tiene que ser la ciudadanía preocupada por el destino de los recursos naturales, la que debe actuar para evitar que muera o desaparezca. 
Agrega que una de las alternativas sería proyectar obras con mínima inversión, donde se levanten pequeñas represes en diferentes tramos del río a fin de que se aprovechen como cuerpos de agua para la siembra de alevines, a la vez que se conviertan en balnearios ecológicos. 
"De esta forma los pobladores de las comunidades ribereñas tendrían la oportunidad de aprovechar la poca agua que actualmente corre por su cauce, pero también se comprometerían a cuidar este recurso natural evitando que la basura y otros deshechos se sigan acumulando", concluyó. 

DENUNCIA ANTE LA PGR

 En la comparecencia de funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR), el tesorero de la Asociación de Acuacultores, José Angel Navarro López, interpuso denuncia contra la empresa Técnica Marina por arrojar a los drenes regionales una larva denominada artemia salina. 
En su alegato jurídico, el representante de los acuacultores del norte de la entidad afirma que existen serias sospechas de que este especimen podría estar relacionado con la aparición de la mancha blanca en los estanques donde se cultiva el camarón. 
Hasta el momento, señala el documento, no existe un dictamen sanitario que permita desligar a esta larva como causante de esta enfermedades del camarón en los estanques de las granjas acuícolas, por lo que se exige una investigación antes de que cause estragos en los ríos y en los sistemas lagunarios de la región. 
"La falta de un estudio al respecto podría originar serios problemas en las granjas, ya que al utilizar el agua dulce para las nuevas siembras de camarón, su contaminación con esta larva podría provocar un caos en la próxima producción acuícola", advierte Navarro López. 

GRANJAS Y EMPACADORAS

Ahome Show Pack, ubicada a la vera de la carretera Internacional frente a la comunidad del Nuevo San Miguel, es una de las empresas que más denuncias ha recibido por el manejo inadecuado de sus residuos, por lo que en enero pasado recibió una visita de la Secretaría de Salud. 
El síndico de San Miguel, Juan Sauceda Leyva, confirma que los vecinos del poblado indígena se han quejado también por los fuertes y desagradables olores que despide durante la temporada de mayor actividad, ya que no cumple con las medidas de sanidad establecidas. 
Aunque afirma no tener datos concretos al respecto, asegura que otra de las fuentes de contaminación de las aguas del Río Fuerte son las granjas avícolas y porcícolas que verten sus aguas al cauce, como es el caso de las empresas Bachoco, Barobampo y El Porvenir. 
En este último caso, asegura, aunque cuenta con laguna de oxidación, se puede constatar que la calidad del agua no es la requerida, ya que los deshechos fecales y alimento en descomposición pasan casi completos a su cauce, lo que incrementa su contaminación. 
"Incluso ahora el agua ya no se puede utilizar para consumo humano, ya que además de la contaminación, el poco afluente no permite que los residuos de agroquímicos y otros deshechos se limpien, pues están latentes los riesgos que podrían causar en la salud de las personas". 

YA NO LO VISITAN COMO ANTAÑO

El biólogo pesquero Alfredo Nolasco afirma que además de los problemas de contaminación, tala de árboles y sequía en el Río Fuerte, en los últimos años ya no es visitado como antes por las familias de ciudades y pueblos aledaños, ya que dejó de ser atractivo como lugar de recreo. 
El profesionista originario de San Miguel Zapotitlán admite que con la disminución de su cauce, la sobreexplotación de los bancos de materiales y la acumulación de basura en sus riberas, durante los últimos tres años ya no es visitado ni en Semana Santa. 
Tampoco, añade, se ve esa flora y fauna que era el atractivo de los niños y jóvenes; ni de los pescadores que a diario acudían a buscar mojarras, bagres o cauques; o el centro de diversión para escolares que acudían a sus riberas de día de campo.
"El abandono y la destrucción son ahora el destino de uno de los ríos más grandes de Sinaloa, que durante varios siglos impuso su fortaleza inquebrantable, pero que hoy con el afán del progreso y el desarrollo el hombre se ha olvidado de su historia y riqueza acumulada", concluye.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El Maviri: lo que pudo ser y no fue


La polémica y frustrada venta de la isla a los extranjeros


Luis Fernando López Parra

La isla de El Maviri es un paraíso de 65 hectáreas de playas casi vírgenes, donde todavía los pelícanos se pasean confiados entre la gente y el pescado fresco sale de la bahía.
El pescado zarandeado, orgullo culinario de El Maviri, y los atardeceres junto al mar aún son disfrutados por la gente de Los Mochis, que cada fin de semana recorre los 30 kilómetros que separan la playa de la ciudad.
La isla, que estuvo a punto de convertirse en un complejo turístico de "primer mundo" en el 2001, con un polémico proyecto de privatización que finalmente se vio frustrado, es visitada hoy por todo tipo de pobladores, sean ricos o pobres.
Es una franja larga y angosta, que se extiende en un horizonte sin fin. Todo es playa. De un lado hay bahía. Del otro, mar abierto.
Para llegar está el camino que se construyó con la tierra que le sacaron al mar, cuando el Gobernador Francisco Labastida quiso convertir Topolobampo en el primer centro portuario del país.
El Maviri -llamada así por los lugareños, aunque su nombre real, mayo, sea Baviri (lugar de ánimas)- es algo así como la tierra prometida para los pobladores de Ahome y sus alrededores.
Cada fin de semana, unos seis mil lugareños recorren los 30 kilómetros que separan la playa del quemante asfalto de la ciudad.
Aquí nadan, se asolean, disfrutan de mariscos frescos del Pacífico y del famosísimo pescado zarandeado, cuya receta, presumen, no puede igualarse ni siquiera en otros lugares de Sinaloa.
Ya por las tardes, los visitantes aparcan en el camino, justo en la curva donde está el "santuario" (así le dicen) de los murciélagos. Es un espectáculo. Apenas anochece y de la cueva gigante salen millares de oscuros animalitos, legendarios inspiradores de historias terroríficas.
Esas imágenes, empero, estuvieron a punto de ser parte de la historia, cuando se puso en venta una parte de la isla a inversionistas extranjeros, que veían en este paraíso un exitoso complejo turístico de corte internacional.
Como Rosa Mar se le conoció al proyecto que no logró ponerse en marcha. Aunque nunca se presentó oficialmente, se hablaba de una inversión de 200 millones de dólares para la construcción de dos hoteles, una zona habitacional y un campo de golf de 18 hoyos.
Lo único concreto era la carta-compromiso de venta, en la que los inversionistas ofrecieron al Ayuntamiento un pago inicial de 7.5 millones de dólares para la introducción de los servicios.
La polémica provocada por las irregularidades jurídicas en la venta y las inminentes campañas electorales de noviembre de 2001 provocaron que se suspendiera el proceso.
Pero los opositores a la venta no se la creyeron, ya que el proyecto no era mal visto por el Gobierno estatal y contaba con el aval del Gobierno municipal, encabezado por Esteban Valenzuela García, y de un sector del PAN, que representaba entonces la oposición más fuerte a nivel local.

Pretendían vender en greña

En octubre de 1996, durante la administración del panista Francisco López Brito, el Consejo Municipal de Desarrollo Urbano y Ecología elaboró un proyecto de desarrollo que el 28 de enero de 1997 fue aprobado por el Cabildo.
El Plan Regional Turístico de la Isla Maviri, publicado el 11 de abril de ese año, establecía que el Ayuntamiento será el responsable de planear, regular y administrar las reservas territoriales. Es decir, es el único responsable de su fraccionamiento.
El decreto señalaba además que de las 65 hectáreas que tiene la isla, 18 serían destinadas a la inversión privada local o extranjera, que sería susceptible de venta o concesión a particulares hasta por 20 años, 15 a la zona habitacional y las 32 restantes quedarían como áreas de servicios, para apoyo turístico y espacios abiertos.

La idea no era nueva

La desincorporación de la isla como zona federal marítima terrestre para destinarla a un proyecto de urbanización y desarrollo turístico se remonta a octubre de 1970, cuando fue decretada la expropiación de los terrenos de la isla por causa de utilidad pública.
Los restaurantes se instalaron a principios de los ochenta. En 1997, según el último censo levantado por la Semarnap, había 13 concesionarios que cumplían con el pago por uso y aprovechamiento de la zona federal.
El único antecedente de un proyecto turístico en la isla fue el que promovieron a principios de los noventa estudiantes de arquitectura del Instituto Tecnológico de Los Mochis.
Era un complejo hotelero que incluía urbanización y planta tratadora de aguas residuales. Sin embargo, el estudio de impacto ambiental desanimó a los empresarios interesados.
Sin embargo, en febrero de 2001 se conoció la propuesta de vender una parte de la isla, se habla de 18 hectáreas, pero hay quienes dicen que eran más a la empresa estadunidense Em2 Group, que a través de su representante, Albert Rosario, había ofrecido un pago inicial de 7.5 millones de dólares al Ayuntamiento para dotar de servicios públicos a la isla.
La difusión de la venta desató un escándalo, que se complicó jurídica y políticamente a partir de la revelación de irregularidades en el proceso de compraventa, que involucraba a destacados miembros de la clase política local.
Fue el caso del entonces regidor panista, José Antonio Gutiérrez Román, cuyo cuñado, Luis Fernando Hays Olea, sería promotor de la empresa, pero las pugnas políticas aparte y el debate sobre la venta de El Maviri crecieron por la falta de información oficial.
Incluso, panistas como Guillermo Padilla Montiel, ex presidente de la Canirac, interpuso un amparo en contra de la venta, ya que según él no se sabía quienes eran los verdaderos inversionistas.
Se habla, argumentaba, de vender 18 hectáreas y media, pero luego se dijo que no se están contando las vialidades y los espacios abiertos y sólo unos cuantos privilegiados tenían la información.
Además había una confusión legal, porque el Cabildo aprobó la venta y no quedaba claro si la decisión final correspondería al Congreso local o el decreto de 1970, que amparaba la determinación municipal.
El entonces Gobernador Juan S. Millán, de plano se deslindó.
"Los detalles los tiene el municipio, que tiene la responsabilidad", dijo en marzo de 2001.

Progreso o fatalidad

Con la inversión en El Maviri la población veía con fatalidad su suerte. A pesar de las promesas de empleo, muy pocos creían que el desarrollo turístico traería beneficios.
Ya les había pasado con la gran apuesta de Francisco Labastida: Topolobampo, el centro portuario más importante del país, inaugurado como tal en 1991 por Carlos Salinas de Gortari.
A la distancia, los pobladores reconocen que efectivamente, Topolobampo tiene ahora un movimiento portuario mayor que el de Mazatlán o el de Guaymas.
Pero el desarrollo, en el cual se instalaron plantas de Cemex, de Fertimex, la termoeléctrica, y la Administradora Portuaria Integral, y se amplió Pemex, trajo otra realidad.
La flota camaronera, que era la más importante a nivel nacional, se cayó. Los esteros desaparecieron y con ellos, los pescadores afiliados a la Federación de Cooperativas de la Industria Pesquera del Norte de Sinaloa y Sur de Sonora, que en su época de bonanza llegaron a tener una flotilla de 5 mil lanchas, ahora, no queda más que un puñado.
Del pasado glorioso sólo quedan pilas de lanchas oxidadas a un costado del pueblo, que desde el observatorio que está en el camino de la termoeléctrica presentan una triste imagen.
Será por eso que si se hubiera vendido la playa, a unos 15 minutos del centro portuario, los únicos beneficiados serían los inversionistas, dice finalmente Padilla Montiel.

Mi perfil

Bueno, antes que nada quisiera decir que soy Luis Fernando López Parra, docente de la Unidad Académica de Negocios de la UAS, reportero y fotógrafo de la Subdirección de Comunicación Social de la Unidad Regional Norte, así como también periodista independiente que edita y colabora en diversas revistas y publicaciones regionales de Sinaloa.