miércoles, 1 de julio de 2009

María Teresa Ronderos: “El periodista tiene que verificar y verificar”


Genaro Rodríguez Navarrete */saladeprensa

“Una de las tareas fundamentales de la prensa es controlar el poder, vigilar el poder, es denunciar aquello que está mal, es hacerse de la voz de los que no tiene voz para poderle hablar duro al poder”, razón por la que algunos gobiernos reaccionan identificando a los periodistas no como aliados, sino como enemigos, comentó María Teresa Ronderos en entrevista.

Advirtió que no existen argumentos para que los periodistas se corrompan, por lo que aquellos que usan como disculpa los bajos ingresos que perciben se están mintiendo a sí mismos.

“La ética periodística no depende de qué tan buena persona sea un periodista”, aclaró, sino de qué tan bien se usen las técnicas básicas del periodismo.

María Teresa Ronderos preside la Fundación para la Libertad de Prensa y es directora de semana.com, edición online de la revista Semana de Colombia. Estudió ciencia política y periodismo en la Universidad Internacional de la Florida y en la Universidad de Syracuse. Ha dictado cursos para la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y es autora, entre otros libros, de 5 en humor (Aguilar, 2007).

A los periodistas que realizan su trabajo en medio de sociedades en conflicto, Ronderos recomendó proteger la libertad de información, controlar su ego y jugar limpio para no incurrir en problemas con las fuentes.

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¿Cómo se encuentra actualmente la situación de la libertad de prensa en América Latina?

El caso tremendo es México, porque han sido asesinados unos 40 periodistas en los últimos años. Es el caso más dramático porque no se trata de un gobierno, se trata de organizaciones criminales que se ensañan contra los periodistas que tratan de contar lo que está pasando. Es el caso más difícil. En Colombia sigue siendo un caso difícil porque por el conflicto armado termina en el fuego cruzado. Aunque el año pasado tuvimos la buena noticia de que no hubo un solo periodistas asesinado. En el caso de Venezuela y Ecuador, se han registrado presiones de los gobiernos contra periodistas. No podemos decir que los han agredido físicamente, pero sí ha habido públicos rechazos, insultos y repudios de presidentes contra periodistas con nombre y apellidos. Esto produce, en medio de los niveles de polarización y fanatismo por razones políticas, un riesgo altísimo para el periodista o para el medio, porque obviamente la turba ataca al periodista. En Nicaragua ha habido el intento por inventarles crímenes a periodistas opositores; crímenes que no ha cometido, que buscan enlodarlos y ese tipo de cosas. Pero esto lo único que hace es desprestigiar a los presidentes. Ellos creen que con eso acallan a la oposición, pero lo único que hacen es desprestigiarse.

¿Esto significa que los gobiernos del hemisferio están viendo a los periodistas como a enemigos?

Bueno, en algunas partes sí ven a los periodistas como enemigos porque son críticos, pero ese es el rol de la prensa. Una de las tareas fundamentales de la prensa es controlar el poder, vigilar el poder, es denunciar aquello que está mal, es hacerse de la voz de los que no tiene voz para poderle hablar duro al poder. Y, por supuesto, esto al poder no le gusta. Pero en gobiernos democráticos hay un mínimo manejo de esto, en contraste con gobiernos autoritarios donde las cosas pasan a mayores, pasan a los insultos.

En medio de esta compleja situación, ¿qué recomienda a los periodistas?

A los periodistas que realizan su labor en medio de sociedades polarizadas con violencia, creo que deben armarse de tres puntos fundamentales: El primero, que es muy importante, es proteger la libertad de la información. Esto no se hace a costa de héroes porque un periodista heroico hoy, mañana ya no puede informar, entonces no sirve. Pero sí es muy importante que se tome en cuenta. ¿Cómo se protege la libertad de información? Existen muchas estrategias; por ejemplo, se informa junto con otros medios, todos al mismo tiempo; muchas veces los periodistas apelan a sus mejores o más cercanas fuentes para poder informar. El segundo punto, que es fundamental, es lo que llamo: “bala o ego”. Uno tiene que bajarse del ego. Si uno quiere firmar todas las historias y contar historias de narcotráfico en México, no las va a poder contar por mucho tiempo. Uno no tiene que firmar, se debe bajar del ego y decir esto es un trabajo colectivo, hacer la investigación colectivamente, porque es mucho más difícil y difumina el riesgo para el periodista y para el medio. Y la tercera cosa que debe hacer el periodista es jugar muy limpio. Entre más peligrosa es la fuente, más limpio tiene que jugar. ¿Qué quiere decir esto? Jamás mentirle a una fuente, jamás prometer cosas que no le puede cumplir. A veces un periodista novato le dice a un narco o a algún amigo de un narco, “mira es que yo te saco tu versión, te saco esto o aquello”. Es decir, como tratando de ganarse la fuente. Con esto, que no pasaría nada en una fuente normal, con una fuente de éstas, armadas o peligrosas, eso no se puede hacer porque ellos se la toman literal y después te lo van a cobrar con una bala. Este tercer punto es fundamental. La transparencia siempre es importante en todos los casos del periodismo, pero cuando hay violencia y polarización es mucho más importante.

¿Tales son sus recomendaciones para llevar a cabo la tarea periodística en sociedades en conflicto?

Sí. Son algunas recomendaciones básicas que salen de la experiencia de muchos periodistas en Colombia y que en la Fundación para la Libertad de Prensa hemos acogido, hemos protegido y hemos escuchado. Hay otro punto que es muy importante: los periodistas sufren mucho de una cosa que ha sido estudiada por los psicólogos que le llaman el estrés postraumático. Este estrés se genera después de vivir situaciones de riesgo, después de haber presenciado muertos, descabezados, este tipo de cosas que creemos que es lo normal. Pero no es normal y tiene efectos muy duros en la psicología de las personas. Ya existen manuales para ello y apoyo psicológico de ayuda a los periodistas. Eso no lo hace más débil ni menos buen periodista. Se les enseña, por ejemplo, a manejar unas técnicas de respiración que le pueden servir.

Entiendo que desde la fundación que preside no han dejado de insistir en que el periodista debe conocer y utilizar las técnicas básicas del periodismo de la mejor manera posible.

Es algo que es fundamental. La ética periodística no depende de que tan buena persona sea un periodista. La ética periodística depende de qué tan bien use las técnicas del periodismo. Por ejemplo, al comparar esto con un cirujano: un cirujano puede ser un gran tipo, que quiere realmente hacer bien su trabajo al sacarte el apéndice. Y quiere acertar. Pero si no sabe manejar bien el bisturí y no sabe cómo poner la anestesia, no sabe hacer bien su trabajo, entonces te puede matar. Es lo mismo en un buen periodista: un periodista puede ser una buena persona, puede tener buenas intenciones; pero si no sabe manejar las herramientas del oficio se puede equivocar tremendamente y no le puede causar la muerte a una persona, sino a muchas. Esto puede ser muy peligroso. ¿Cuáles son esas herramientas? La primera y más básica es la verificación. El periodista tiene que verificar y verificar. Si tiene una versión de las cosas, pregunte por la otra. Tiene una acusación de alguien, pregúntele al acusado qué opinión tiene al respecto. La segunda herramienta que tiene el periodista es usar muchas fuentes, contrastar y comparar las fuentes. Cualquier evento, así sea el más sencillo, como un accidente aquí en la esquina cuando un automóvil estrelló a otro, la única manera de saber qué paso es consultar con muchas personas. Y la tercera tiene que ver con contarles a los lectores de dónde salió la información. Es muy importante ser leal con los lectores y decirles que esa información la saqué de tales y tales sitios en Internet. Así no puedas mencionar una fuente, por lo menos hay que mencionar la entidad a la que pertenece. Si uno cumple con esas tres normas en el periodismo, está del otro lado. Es muy probable que haga buen periodismo.

¿Qué tan importante es el proceso de contextualizar?

Es muy importante contextualizar. Y puede ser una cuarta norma fundamental. Tiene que ver con que las cosas no se pueden informar solas, las cosas sueltas, fuera de contexto... es casi desinformar. Si uno dice, por ejemplo, que un militar cometió un error, mató a unas personas por error. Si uno no cuenta cuál es el contexto, con qué miedo actuaba ese oficial, cuáles eran las circunstancias difíciles, si había neblina o cuáles eran las circunstancias históricas, geográficas, políticas del momento, entonces se puede entender todo mal y el periodista en lugar de informar, desinforma.

¿Qué hacer ante los nuevos tipos de censura?

Creo que hay tres tipos de censura en el nuevo orden mundial: La primera y más brutal es el terrorismo. Es la censura más directa y más brutal: la que te calla con una amenaza o con una bala. El segundo tipo es la censura económica, que a alguien le quiten la publicidad, que por atreverse a hablar lo despidan de su trabajo porque no conviene a los dueños del medio. Esa censura es difícil de denunciar, es invisible, se está combatiendo con los nuevos medios electrónicos porque ahora la gente puede publicar lo que quiera en cualquier parte del mundo en su blog, más allá de los medios tradicionales. Por lo que los periodistas, a quienes se les quiera controlar o censurar, después van a encontrar otros canales. Y la tercera forma de censura es más complicada: es la censura del periodista. Esa censura es la ignorancia. Cuando no se atreve hablar de algo porque no lo conoce, no lo ha estudiado, mejor no lo cuenta. Entonces termina por esconder mucha información para el público. Esa es una desventura tremenda.

¿Qué opciones se vislumbran sobre los bajos ingresos que perciben, en general, los periodistas?

Pienso que los periodistas no tienen disculpa para corromperse. Un periodista que percibe bajo sueldo lo puede compensar vendiendo empanadas o puede conseguir otro sueldo dando clases; pero no corromperse. Los que usan como disculpa sus bajos salarios se están mintiendo a sí mismos. Se quieren corromper porque se quieren corromper. Esto no quiere decir que sí es muy grave que haya salarios tan bajitos. Sobre todo cuando hay empresas con rentabilidades tan altas y cuando podrían pagar mejores sueldos. Igual tendrían no sólo buenas rentabilidades, sino mejores rentabilidades porque serían mejores medios con mejores periodistas. Ese es el círculo virtuoso del que hay que convencer a los dueños de los medios: si se pagar mejor, el periodista trabaja con más gusto, se va a hacer mejor periodismo, no será presa fácil de ese tipo de presiones, y el empresario va a terminar vendiendo más periódicos o más rating en la televisión y va a ganar más plata. Pero no va a ser fácil convencer a los dueños de los medios. Más en estos tiempos de crisis que no sabemos hacia dónde van las entregas periodísticas.

¿Qué recomendaría a los periodistas en estos tiempos de crisis?

El periodista tiene que prepararse ya no para buscar trabajo o un puesto, tiene que empezar a prepararse para crear su propia empresa. Para montar su empresa o unirse con colegas y montar empresas nuevas. Es un momento muy emocionante para el nuevo periodismo, para el periodismo online, para el periodismo que investiga. Hay muchas maneras diferentes maneras de financiarlo. Es difícil. Es una lucha. Pero estamos un poco como estuvieron los pioneros de la prensa escrita hace doscientos años cuando empezaron a inventarse periódicos con dos pesos y los hacían en los sótanos y como podían. Nosotros estamos en ese momento. El momento más emocionante en que puede estar un periodista porque puede ser perfectamente creativo, imaginativo, y ya el mercado está dándole premios y haciéndole ganar millones a aquellos que son más creativos. Lo estamos viendo con sitios como politico.com en Estados Unidos, que en poco tiempo se volvió un éxito porque fue un grupo de gente emprendedora e inteligente que supo hacer las cosas.

* Genaro Rodríguez Navarrete es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde cursó la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública (con especialidad en Ciencia Política). Estudió la Maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García (EPCSG). Ha sido funcionario público, consultor privado, investigador y profesor de diversas materias.. Esta es su primera colaboración para SdP.

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