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El
pueblo de México tiene pleno derecho a saber toda la verdad sobre lo que
sucedió el 2 de octubre de 1968, y ha llegado el momento de que dicha verdad se
conozca, porque lo sucedido aquél día no fue más que el preludio de otras cosas
más terribles aún por venir cuando México enfrenta hoy la acechanza de una
extraordinaria amenaza forjada desde las tinieblas que ha ido creciendo con el
paso del tiempo en base a un plan premeditado y deliberado para el
establecimiento en México de algo que nada tiene de nacionalista ni patriota
aunque se presente con tal fachada. El velo del misterio será develado
recurriendo a testimonios y hechos originales de aquella época. Muchos de los
datos pueden ser corroborados y verificados de inmediato. Corresponderá al
lector evaluar por sí mismos los hechos y datos que le serán presentados para
que pueda decidir por sí mismo quién miente y quién dice la verdad.
En un trabajo pionero publicado en varias partes bajo
el rubro La Ultraderecha Mexicana, los integrantes de la Alianza
Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana habían adelantado la
hipótesis de que las raíces de la terrible y sangrienta matanza cometida el 2
de octubre de 1968 en contra de civiles desarmados pueden buscarse y puedan
encontrarse no en la ciudad de México, sino en otra ciudad, la ciudad de
Guadalajara. Spectator dará
seguimiento aquí a esta hipótesis y confirmará que tales sospechas
efectivamente tienen fundamento.
Sin duda alguna, y esto es imposible de rebatir, un personaje
que tuvo importancia central en la terrible matanza de civiles llevada a cabo
por el Ejército mexicano en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco fue el General
Marcelino García Barragán: (foto 1)
No es posible en modo alguno minimizarle su papel en la masacre
de Tlatelolco por el simple hecho de que él era el Secretario de la Defensa
Nacional cuando ocurrieron los hechos, y fueron soldados del Ejército nacional
los que dispararon y arremetieron en contra de los civiles que se habían
congregado en dicha plaza.
Hasta el día de hoy, la culpa de la matanza ha sido adjudicada
en primer lugar al Presidente autócrata Gustavo Díaz Ordaz (el cual siendo
hosco y huraño y no siendo un buen político posiblemente nunca habría llegado a
la Presidencia de no ser porque en México se vivía en aquellos días una
dictadura de partido único bajo una democracia que era una simulación de
principio a fin y en donde cada sucesor a la Presidencia era escogido por un
semi-monárquico sistema de dedazo en el que cada Presidente tenía el
privilegio de nombrar a quien sería su seguro sucesor en el cargo), porque una
matanza de ese calibre simple y sencillamente no podía llevarse a cabo en los
tiempos de la democracia simulada en los que en México la voluntad del
Presidente lo era todo al estilo de los Emperadores de la Roma antigüa si la
matanza no tenía el sello personal de aprobación del Presidente-Tlatoani. Él
mismo reconoció y dijo, ya después de haber dejado la Presidencia, que si de
algo estaba orgulloso era de haber ordenado dicha matanza, de modo tal que se
le tiene que asignar la parte de la culpa que le corresponde. Sus palabras
textuales pronunciadas en 1977 fueron “Pero de lo que estoy más
orgulloso, de esos seis años, es del año de 1968, porque me permitió servir
y salvar al país”. Al usar estas palabras, Gustavo Díaz Ordaz utilizó
exactamente las mismas palabras (palabras más, palabras menos) que las que
utilizan los alucinados de la extrema derecha mexicana al presentarse ante sus
interlocutores como “salvadores” de México. Y sin decirlo explícitamente, se
puede intuír que Gustavo Díaz Ordaz estaba convencido de que había salvado a
México de “la gran conspiración judía masónica comunista”. Porque si no estaba
“salvando” a México de esto, ¿entonces de qué otra cosa lo podía estar
“salvando”? ¿De sus propios jóvenes?
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Inclusive hay otros políticos y funcionarios a los cuales
también se les ha embarrado su complicidad en la matanza de 1968, como Alfonso
Corona del Rosal. Sin embargo, el hombre que estuvo a cargo de todo el Ejército
mexicano durante esos días terribles, el militar al cual respondían todos los
soldados de México de todos los grados militares habidos y por haber y el cual
a su vez únicamente obedecía a su jefe superior inmediato el Presidente de
México, precisamente el Secretario de la Defensa Nacional Marcelino García
Barragán, no sólo se le mantuvo por todos los medios posibles en una posición
intocable, sino que tras su deceso se le nombraría “ciudadano distinguido de
Jalisco” moviendo sus restos mortales a la Rotonda de los Jaliscienses
Ilustres, levantándosele monumentos en su honor y nombrando calles y escuelas
en su memoria pese a que ese hombre tenía sus manos completamente
manchadas con la sangre de civiles que las tropas bajo su mando derramaron el 2
de octubre de 1968. (foto 2)
En la siguiente fotografía tenemos al Gobernador de Jalisco
Emilio González Márquez (el cual aparece a la izquierda), al lado del nieto del
General Marcelino García Barragán, Javier García Morales (el cual aparece a la
derecha), en un aniversario luctuoso que se llevó a cabo el sábado 3 de
septiembre del 2011 en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres: (Foto 3)
Spectator ya ha escrito previamente
acerca de Emilio González Márquez y su asociación con gente extraordinariamente
peligrosa y violenta que cohesionada en el secreto bajo una poderosa
organización clandestina de alcance nacional puso detrás de Emilio González
Márquez todos sus recursos y sus estratagemas para que González Márquez pudiera
llegar a ocupar la gubernatura de Jalisco. Sin la ayuda de esos individuos,
González Márquez por sí solo jamás habría llegado a la gubernatura de Jalisco,
es así de simple. Se ha documentado ya la manera sucia en la cual
pudo llegar a la gubernatura, y se ha documentado ya cómo él mismo con sus
obras y sus hechos ha ido demostrándole al pueblo de Jalisco y al
pueblo de México que su mentalidad y su filosofía representan la esencia misma
de la extrema derecha que se ha estado denunciando en los trabajos de Spectator. A estas
alturas, esto último ya no está a discusión.
La presencia del ultraderechista Gobernador de Jalisco Emilio
González Márquez, el cual con el apoyo de la misma gente obscura y siniestra
que lo había ayudado a llegar a la gubernatura de Jalisco estaba ya en plena
campaña para intentar llegar a la Presidencia de México, fue una gran sorpresa
para los asistentes al aniversario luctuoso llevado a cabo en memoria del
General Marcelino García Barragán, ya que habían pasado varias ceremonias en
honor del General García Barragán a las cuales el Gobernador Emilio González
Márquez no asistía, pero de una manera sorpresiva lo hizo en esa ocasión,
buscando al nieto de García Barragán para dialogar con él antes de que se iniciara
la ceremonia, en la parte lateral en donde se encontraba el sillerío. Javier
García Morales se mostraba contento, sin dejar de sonreír y saludar a cada uno
de los asistentes que se le acercaban, sin saber lo que estaba por ocurrir.
Apenas 72 horas después de haber asistido al aniversario
luctuoso en memoria de su abuelo, evento en el que inusitadamente y de una
manera que no estaba incluída en la agenda el nieto del General García Barragán
fue visitado personalmente por el Gobernador Emilio González Márquez, Javier
García Morales caía abatido en una emboscada perfectamente planificada y
llevada a cabo fríamente con toda precisión. Hasta
la fecha, el crimen permanece impune y las autoridades del Estado gobernado por
Emilio González Márquez no reportan avance alguno en las investigaciones del
crimen, si es que realmente se está llevando a cabo algún tipo de
investigación. La siguiente fotografía nos muestra el cadáver de Javier García
Morales tal y como quedó tendido en una banqueta de la ciudad de Guadalajara:
(Foto 4)
Cuando el nieto de Marcelino García Barragán fue emboscado y
asesinado a sangre fría en la ciudad de Guadalajara, habían transcurrido ya
cinco años de que gracias a los trabajos de Spectator y
otros articulistas los secretos y la ideología de la sociedad
secreta Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara así como la
igualmente clandestina Organización Nacional del Yunque se estaban
dando a conocer en todo México, sin censura alguna de por medio, y faltaban
escasos diez meses para la celebración de las elecciones presidenciales a ser
llevadas a cabo en julio del 2012. Cualquier cosa que el General Marcelino
García Barragán le pudiera haber confiado a su propio nieto en la más alta
confidencialidad acerca de la participación indirecta que tuvo la extrema
derecha, sobre todo la extrema derecha radicada en Jalisco, en la masacre
consumada el 2 de octubre de 1968 en la Ciudad de México, puso a su nieto en un
elevado nivel de riesgo para estas poderosas sociedades secretas aliadas con
terribles poderes fácticos en donde hay muchos intereses políticos y económicos
en juego. Esta posibilidad, aunque el nieto de Marcelino García Barragán les
jurase una y mil veces mantener su boca cerrada, era demasiado elevada como
para que la gente desalmada que encabeza estas sociedades secretas decidiera
tomar el riesgo de confiar en la discrecionalidad del nieto de García Barragán.
Y estas sociedades secretas cuyos líderes solo ven por sí mismos y por sus
propios intereses trabajan sobre una premisa muy sencilla: los muertos no
hablan. Con su muerte inesperada, Javier García Morales se llevó consigo a la
tumba muchos secretos terribles que le habría confiado su abuelo en
conversaciones familiares, porque ciertamente los muertos no hablan. Pero no se
llevó tanta información a la tumba como para que a tales secretos no se les
pueda descorrer el velo de misterio con otras cosas que ya se saben.
Ninguno de los altos funcionarios de la Universidad Autónoma de
Guadalajara ha sido investigado e interrogado en torno al crimen del nieto
cometido en contra del General Marcelino García Barragán, y mucho menos ninguno
de los líderes de la neofascista sociedad Tecos que opera dentro de la U.A.G.,
esto ciertamente nunca ocurrirá mientras Emilio González Márquez sea el Gobernador
de Jalisco por el simple hecho de que Emilio González Márquez representa
los intereses de la ultraderecha en el poder en el Estado de Jalisco. Ellos
fueron los que lo pusieron allí, y a ellos les debe todo lo que hoy es.
Mucho antes de que la ultraderecha llegara a la gubernatura de
Jalisco en el 2006 con la entronización de Emilio González Márquez en el
palacio estatal, ya había habido otros gobernadores anteriores que sin estar a
las órdenes incondicionales del núcleo más radical de la extrema derecha bajo
las cadenas que implican el tomar terribles juramentos de lealtad,
simpatizaban con el modo de pensar de los radicales al haber sido convertidos
hacia la forma de pensar de estos sujetos torvos, convencidos con la ayuda de
propaganda extraordinariamente bien elaborada de corte neo-Nazi antisemita que
mezclando medias verdades con medias mentiras logra el efecto del auténtico
lavado de cerebro. Y
uno de tales gobernadores del Estado de Jalisco que simpatizaban con el modo de
pensar de la extrema derecha fue precisamente el General Marcelino García
Barragán.
La historia del General Marcelino García Barragán como
Gobernador del Estado de Jalisco es una historia interesante. Tiempo atrás, y
como militar, había sido un actor importante en laGuerra Cristera que tan
malos recuerdos le dejó al país, esa guerra de cuyos rescoldos nació en los
años treinta lo que con el paso del tiempo se convertiría en una enorme y
peligrosa conspiración de alcance nacional que en la actualidad y aliada a
poderes fácticos y añejos intereses ancestrales representa no sólo la más grave
amenaza para México como país independiente sino inclusive para el resto del
continente.
Cuando el General Marcelino García Barragán entró en funciones
como el Gobernador del Estado de Jalisco el 1 de marzo de 1943, al otro lado
del mundo el imperio Nazi entraba en sus estertores de agonía en el curso de
una gran guerra que le dejaría a la humanidad millones y millones de seres
humanos muertos, mutilados, y desfigurados de por vida, un imperio de locura
impulsado por las ambiciones megalómanas de un dictador brutal que se creía a
sí mismo superior y cuyos admiradores también lo consideraban y lo alababan
como un ser superior pese a ser el autócrata absolutista de un imperio basado
en una ideología antijudía construída sobre premisas falsas rastreables
a un fraude literario ruso y a los escritos de un industrial
norteamericanoultraconservador que adoptó el fraude literario ruso como cierto
para construír sobre el mismo sus propias fantasías.
Aunque el nefando imperio Nazi sucumbió víctima de sus propios
excesos y sus propios yerros, su ideología no cayó consigo. De hecho, su
fanatismo es lo único que pudo ser rescatado, arreglándoselas para migrar hacia
el continente americano a lugares en donde los materiales de propaganda Nazi
pese al racismo xenofóbico de la ideología serían bien acogidos, lugares tales
como España, Argentina, y sobre todo, México, en donde se pondría en marcha un
experimento de alcances casi inimaginables de conspiración
encubierta para lograr por medio del engaño, la infiltración, la perfidia
y la simulación lo que Hitler no pudo lograr mediante una lucha armada abierta.
Lo que se llevaría a cabo en México sería un nuevo tipo de lucha adoptando casi
la misma ideología que la impulsada por la propaganda Nazi (removiéndose o
modificándose, desde luego, las alusiones a razas superiores e inferiores); lo
único que cambiaría serían las armas a ser utilizadas. Y el terreno fértil en
México para llevar a cabo un renacimiento de la locura nacional-socialista de
Alemania sería precisamente lo que ya había sido abonado por la Guerra
Cristera, con gente amoral preparada para sumar las creencias Nazis a los
rescoldos de las luchas cristeras formando una nueva pseudo-religión de
carácter político tan letal y tan mortífera como la que había enloquecido a los
alemanes en los años treinta.
El General Marcelino García Barragán no pudo terminar su gestión
como Gobernador de Jalisco, al ser removido por cuestiones de carácter político
el 16 de febrero de 1947 faltándole tan sólo dos semanas para cumplir su
período constitucional como Gobernador. Tras esto, entró en una especie de
retiro en el cual se dedicó a la lectura y a cultivar nuevos amigos, entre los
cuales hicieron su aparición unos individuos de una universidad privada de
Guadalajara que lo pusieron al tanto de materiales de literatura que hablaban
como si se tratase de una gran revelación acerca de los supuestos peligros de
una “gran conspiración judía masónica comunista”. Los materiales, distribuídos
casi en la clandestinidad, hablaban sobre lo justo que supuestamente había sido
la guerra emprendida por Adolfo Hitler, presentándolo no como el villano
megalomaniaco que era sino como un verdadero héroe que sólo veía por el bien de
la humanidad. No tardaría en hacer su aparición un libro titulado Derrota
Mundial en el cual un autor entonces por completo desconocido de nombre
Salvador Borrego Escalante glorificaba la ideología antijudía del Nazismo y
glorificaba al mismo Hitler afirmando que la derrota de la Alemania Nazi había
sido ni más ni menos una “derrota mundial”. Eventualmente, en la ciudad de
Guadalajara en donde vivía Marcelino García Barragán, esta literatura se
multiplicó en proporciones descomunales trayendo consigo la aparición de nuevos
libros y nuevos materiales tales como Traición a
Occidente, Infiltración Mundial, El Judío Internacional, Israel
Manda y América Peligra, todos ellos inspirados en la misma ideología
de corte extremista y repitiendo el mismo tema de mil maneras diferentes. Es precisamente en esta época
posterior a la derrota de la Alemania Nazi, en la cercanía de los años
cincuenta, cuando Marcelino García Barragán empezó a experimentar una
transformación en sus convicciones previas y en sus creencias personales, al
ser seducido por la extraordinaria potencia de la propaganda con la cual sin
darse cuenta estaba siendo indoctrinado en la mayor de las secrecías.
Marcelino García Barragán era un militar de carrera, la clase de
hombre que está acostumbrado a pelear de frente con un enemigo que le dá la
cara en el campo de batalla. No era un historiador con altos grados académicos
que le hubieran permitido cuestionar la legitimidad y credibilidad de los
materiales con los cuales se le estaba deformando su mente. Carecía por
completo de defensas ante este tipo de asalto. El ataque corporal directo puede
ser terrible al inhabilitar físicamente a un ser humano dejándolo indefenso
ante sus enemigos a los cuales tiene identificados. Pero el asalto a la mente,
pérfido y mucho más sutil, es más terrible aún, al irse comiendo paulatinamente
el alma y el espíritu doblegando lo que no pudo ser doblegado corporalmente,
apoderándose del individuo por completo en su misma esencia vital.
En los tiempos en los que el General Marcelino García Barragán
gobernó al Estado de Jalisco, no existía aún lo que hoy se conoce como
la Organización Nacional del Yunque, una poderosa organización clandestina
de extrema derecha cuyos tentáculos ocultos se extienden por todo México,
aunque las planificaciones para la creación de tal organización encubierta ya
estaban en marcha. Ni siquiera se había consolidado la formación de
organizaciones de ultraderecha tales como el M.U.R.O. en la Universidad
Autónoma de México, aunque las asesorías para la formación de tal organización
secreta ya estaban en marcha a manos de agentes enviados desde la ciudad de
Guadalajara para tales efectos. Nada de esto existía aún con el grado de
operatividad que ahora utilizan. Pero ciertamente existía ya precisamente en la
ciudad de Guadalajara una creciente organización secreta de corte antisemítico
neo-Nazi llamadaTecos, cuyo principal centro de operaciones era y sigue
siendouna universidad privada, la Universidad Autónoma de Guadalajara,
organización clandestina puesta en marcha desde los tiempos en los que el
Nazismo en Alemania estaba cobrando auge bajo Adolfo Hitler bajo la vigilancia
y supervisión directa de dos tipos que seguramente serán recordados como algo
de lo más siniestro e intrigante que se haya dado en la República
Mexicana:Antonio Leaño Alvarez del Castillo y Carlos Cuesta Gallardo.
Resta decir que, si Hitler hubiera ganado la guerra y se hubiera apoderado del
mundo, a estos dos individuos les esperaba como recompensa algo grande. Pero
Hitler perdió la guerra, y ambos se quedaron huérfanos y colgados de la brocha.
Lo cual únicamente sirvió para excacerbar sus bizarras creencias extremistas y
atizar el odio que guardaban en sus corazones en contra de prácticamente todo y
todos.
Cuando el General Marcelino García Barragán gobernó el Estado de
Jalisco, él ciertamente ya tenía algún conocimiento acerca de la existencia de
una cada vez más poderosa organización secreta de extrema derecha radicada en
la capital del Estado que gobernaba. Era imposible que no lo supiera, con todos
los servicios investigativos de la Policía Judicial del Estado de Jalisco bajo
sus órdenes directas y todos sus informantes en las oficinas de gobierno, por
no decir los crímenes cada vez más violentos en los que estaban incurriendo los
criminales de la extrema derecha de Jalisco que se hacían pasar como
“salvadores” ofreciendo “salvar a México” y con ello al Estado de Jalisco “del
comunismo internacional”. Pero lejos de ordenar una investigación
exhaustiva de dichos crímenes llegando hasta las últimas consecuencias, que
hubieran sido el cierre definitivo de la Universidad Autónoma de Guadalajara y
el encarcelamiento de sus dueños por delitos tales como traición a la Patria,
sedición, conspiración y homicidios cometidos con todas las agravantes de la
Ley, el General Marcelino García Barragán volteó sus ojos hacia otro lado sin
mover un solo dedo en contra de la terrible conspiración que ya se estaba
fraguando en contra de México desde las paredes interiores de esa universidad.
Y tenía una muy buena razón para no “tomar el toro por los cuernos” e irse con
todo en contra de esa universidad y su terrible y violenta secta secreta
de ultraderecha cerrándola en definitiva y arrojando a los conspiradores a la
cárcel: el General Marcelino García Barragán ya estaba siendo convertido a
la causa de la extrema derecha al empezar a convencerle sobre la supuesta
realidad de la gran conspiración judía masónica comunista para el dominio
planetario. Esta es la única razón por la cual, siendo un General del Ejército
mexicano y estando obligado por honor a responder con firmeza en
contra de cualquier amenaza en contra de México, se quedó cruzado de brazos. Su
transformación total y final sería consumada poco tiempo después de su remoción
como Gobernador del Estado de Jalisco en 1947.
Foto 3 |
Aún y pese a sus antecedentes como aspirante a golpista militar,
Marcelino García Barragán fue reincorporado por el Presidente Adolfo López
Mateos como miembro activo del Ejército mexicano, siendo nombrado comandante de
la Decimoséptima Zona Militar con sede en la ciudad de Toluca, capital del
Estado de México, y más tarde Comandante de la Vigésimosegunda Zona Militar con
sede en la ciudad de Santiago de Querétaro, Querétaro. ¿Cómo es posible que con
sus antecedentes se le hubieran confiado nuevamente cargos con tan alta
capacidad de mando dentro del Ejército mexicano? ¿Fue ayudado por la
conspiración silenciosa que ya para entonces se empezaba a incrustar y
posicionar en las altas esferas del gobierno federal de México? ¿Es esto un
testimonio mudo a un poderío oculto que con hechos como éste empezaba a asomar
sus tentáculos, usurpando en provecho propio las debilidades inherentes al
modelo de régimen de partido único que gobernaba a México?
Como ya se mencionó arriba, el General Marcelino García Barragán
no hizo absolutamente nada en relación a la terrible conspiración que estaba
siendo forjada pacientemente por gente extremista y ambiciosa desde el seno de
la Universidad Autónoma de Guadalajara. Pero no sólo hizo esto por omisión.
También hizo algo mil veces peor por comisión. Se llevó consigo sus ideas
y su formación doctrinaria de ultraderecha desde Jalisco a la Ciudad de México
cuando fue nombrado por Gustavo Díaz Ordaz como Secretario de la Defensa
Nacional el primero de diciembre de 1964. Desde tan alta posición, como miembro
del gabinete presidencial, él estaba en una posición privilegiada para poder
influír en el gabinete presidencial, jalando a los demás incluyendo al
mismo Presidente de México Gustavo Díaz Ordaz hacia la creencia de que
había una gran conspiración que estaba siendo alentada desde la Embajada de la
Unión Soviética para la instauración en México de un gobierno cien por ciento
comunista como el que había en la Unión Soviética. Si ha de encontrarse al
personaje clave al cual inclusive se le pueda atribuír unaresponsabilidad
intelectual directa por predisponer a Gustavo Díaz Ordaz y a los demás
miembros de su gabinete a llevar a cabo una matanza tal y como la que se cometería
en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, ese hombre sin lugar a dudas
era precisamente el General Marcelino García Barragán, ex Gobernador del Estado
de Jalisco y protector de la sociedad secreta de extrema
derecha Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Cuando Marcelino García Barragán fue ascendido a Secretario de
la Defensa Nacional, ya para entonces la literatura de corte extremista
neo-fascista estaba en amplia circulación no sólo en la ciudad de Guadalajara y
en el Estado de Jalisco sino en casi todas las librerías de México en donde
dicha literatura se vendía por millares. Y la cantidad de gente que terminaba
convencida sobre la existencia de una supuesta “gran conspiración judía
masónica comunista” crecía a raudales. De entre los lectores de esta
propaganda extremista, se fueron reclutando poco a poco los miembros que irían
conformando lo que hoy son las sociedades secretas de la extrema derecha
mexicana.
En lo que toca al Ejército mexicano, los planificadores de la
conspiración jamás perdieron ni han perdido su tiempo tratando de reclutar
soldados o sargentos, ya que ellos no son los que dan las órdenes. Basados en
la premisa de que vale más indoctrinar y reclutar a un General que a mil
soldados, su objetivo era y siguen siendo los mandos superiores del
Ejército mexicano. Mandos como el General Marcelino García Barragán. Estos son
precisamente los contactos de alto nivel de los cuales no se pone al
tanto a ninguno de los militantes de base en los estratos inferiores de las sociedades
secretas de la extrema derecha en México, y forman parte de los muchos secretos
que los líderes y cabecillas de estas organizaciones clandestinas no les
comparten nunca a sus seguidores en los escalafones inferiores, ni siquiera a
su seguidores en los escalafones intermedios. El General Marcelino García
Barragán, ex-Gobernador del Estado de Jalisco y Secretario de la Defensa
Nacional y aspirante a golpista, representa una de las mayores penetraciones e
infiltraciones de alto nivel que los conspiradores de la extrema derecha han
logrado reclutar para sus planes secretos de propagación y expansión.
Aquí es importante hacer un paréntesis. No se debe confundir la
presencia invisible que la Organización Nacional del Yunque creada por la
sociedad secreta neo-Nazi Tecos de la Universidad Autónoma de
Guadalajara ejerce en México, con la presunta existencia de otra sociedad
secreta a la cual se le ha dado por nombre el círculo negro. La escasa
información que se tiene acerca de esta relativamente pequeña sociedad secreta
está documentada en un libro del escritor mexicano Antonio Velasco Piña que fue
publicado en el 2006 (justo en el año cuando la extrema derecha mexicana
desplegó todos sus recursos para impedir que el PAN saliera de la silla
presidencial entrando en su lugar un izquierdista moderado), titulado El
círculo negro: El grupo secreto detrás del poder en México. En dicho libro, el
autor relata cómo una persona en su lecho de muerte reveló a un sacerdote
jesuita que un grupo de cinco personajes, a los que ningún Presidente conoció,
fungió como el “poder tras
del trono” . Desde su lecho de muerte y asistido por una enfermera,
el anciano le reveló al sacerdote “toda
una serie de secretos que poseía y que quería hacerlo con una persona que sabía
era totalmente contraria al PRI”. Según el informante anónimo, las
principales decisiones políticas en México no han sido tomadas por los
gobernantes de turno ni por los titulares del poder legislativo sino por los
miembros de esta sociedad secreta que presuntamente se rigen por la “Real
Constitución Política del Estado Mexicano”, creada por ellos mismos. En una
entrevista concedida a EFE, el autor del libro asentó “Él (el sacerdote) quería
ofrecerme una explicación justificada de cómo funcionó el sistema político
mexicano de 1929 a 2000, en
donde el PRI fue sólo un elemento del poder. Me dijo que me
eligió a mí para contarme su versión de los hechos porque yo era opositor a ese
sistema y por ello podría ofrecer mi propio punto de vista de los sucesos que
narrara...” El autor pretende demostrar el verdadero control del poder basado
en “una monarquía desde
cuyo trono sexenal podía ejercerse poder absoluto y todo era posible, salvo la
pretensión de conservar el poder para siempre.” En virtud de que el
ultraderechista encubierto Alfonso Coronal del Rosal presuntemente perteneció a
la tal sociedad secreta denominada elCírculo negro, y en virtud de que la gran
madre de todas las sociedades secretas de extrema derecha de México lo fue
desde un principio la sociedad Tecos de la Universidad Autónoma de
Guadalajara, es muy posible que dicha sociedad haya sido un centro de
diseminación clandestina de ideología ultraderechista en los círculos de alto
poder, con el intercambio constante de libros como Derrota
Mundial y El Judío Internacional. Sea como fuere, inclusive el mismo
escritor que dá a conocer la existencia del Círculo negro admite que
a partir del año 2000 el poder del Círculo Negro llegó a su fin. Y si había
un grupo tal como elCírculo negro, quizá como una etapa intermedia de
experimentación al igual que el M.U.R.O. en camino hacia algo más fuerte y más
extenso, tenía que caducar el poder de tal grupo no tanto porque el PRI fuera
expulsado de la silla presidencial en el año 2000 perdiendo toda su influencia
en los círculos gubernamentales, sino a causa de una extraordinariamente
poderosa y bien organizada quintacolumna que entró junto con Vicente Fox al
poder federal en el 2000. De lo que se estaría hablando, en todo caso, sería la
transferencia involuntaria del poder de un pequeño puñado de avorazados y
anquilosados políticos del pasado agrupados en torno a una minúscula sociedad
secreta creada por ellos mismos, a otro grupo de conspiradores e infiltradores
mil veces peores que todo lo que anteriormente había estado gobernando a
México. Es precisamente en el año 2000 cuando se consolida la entrada de la extrema
derecha encubierta a las redes del poder federal en México sin tener que
recurrir ya a la infiltración que había estado llevando a cabo en contra del
Partido Revolucionario Institucional. Y es en el año 2006 cuando mediante la
movilización de todos sus recursos mediáticos y todas sus alianzas secretas con
los poderes fácticos los que hoy realmente están gobernando a México le
propinan un duro golpe a la democracia refrendando la presencia de la
ultraderecha encubierta en las redes del poder federal.